Llevar al extremo los consejos que se suelen dar para realizar una conducción eficiente puede causar averías muy serias en el coche. Buenos consejos como tocar el freno de forma suave, tratar con mucho mimo el acelerador y, sobre todo, la que probablemente es la norma estrella de la conducción eficiente, circular en la marcha más larga posible pueden convertirse en prácticas muy dañinas para nuestro vehículo si no se aplican con sentido común.

El portal autocasión.com afirma que ciertos usos que creemos eficientes pueden ser contraproducentes. Por ejemplo, para ahorrar combustible utilizamos la marcha más larga pero no siempre esto es aconsejable: subir un repecho en quinta, con el acelerador a fondo y el motor a pocas vueltas provoca un aumento del consumo de carburante y, con más frecuencia de lo deseable, una avería grave del vehículo.

Problemas más frecuentes

Un fallo de la junta culata, cuya reparación puede superar los 3.000 euros, se produce si el conductor no advierte la subida de temperatura en la cámara de combustión al ir con el acelerador a fondo.

Con el pedal derecho al máximo y a pocas revoluciones, el motor trabaja en el límite de picado, un fenómeno que provoca un estrés mecánico del motor, lo que en casos extremos puede llegar a partir una biela: haría un agujero en el bloque, arruinando completamente el motor.

A pocas vueltas y con la palanca derecha presionada al máximo, aumenta la fricción en los cilindros, incrementando el desgaste y la temperatura. Por otro lado, a pocas revoluciones, tanto la bomba de aceite como la bomba de agua mueven menos caudal, lo cual agrava aún más el problema. Esta práctica repercute en el desgaste prematuro del cilindro.

Daños en los motores

En el sistema de recirculación de gases: En las mecánicas de gasóleo, circular en marchas muy largas a poco régimen genera mucha suciedad y los conductos de admisión y la propia válvula EGR (recirculación de gases de escape) se obstruyen con la «ceniza» que llevan los gases. La reparación varía entre los 60 euros si es solo limpiarlo o 400 si es necesario remplazar el EGR.

En la geometría variable de los turbos: El exceso de hollín agarrota los mecanismos de geometría variable, obligando a su limpieza periódica o, en el peor de los casos, a la sustitución del turbo.

En los filtros antipartículas: De nuevo aparece el exceso de hollín de la combustión, que tapona rápidamente los filtros antipartículas, estropeándolos y provocando que se dispare el consumo de combustible. Reparar un filtro FAP puede costar entre 4.000 y 5.000 euros.

Cómo evitar estas averías

En realidad, sólo hay una regla que seguir y es muy sencilla: siempre que una marcha exija más de 2/3 del recorrido total del acelerador para mantener la velocidad constante, debemos bajar una o dos marchas... o las que hagan falta.

En el caso de los motores diésel, y sobre todo si el coche apenas sale de la ciudad, lo más recomendable es rodar durante unos 15 minutos por encima de las 2.000 rpm de vez en cuando. De esta forma, el filtro anti partículas se mantendrá lo más "descarbonizado" posible.